miércoles, 23 de septiembre de 2009

Para leer, escuchar y aprender


Mientras el mundo se encuentra en un desequilibro total, provocado por la crisis general de una forma de organización económica y social históricamente constituida -el capitalismo-, América Latina aprovecha el momento para su tan esperada entrada en la escena principal.
Muchos países latinoamericanos están intentando consumar su segunda independencia, ahora de la potencia norteamericana, para terminar de conformar su identidad y poder ser un poco más libres o, mejor dicho, más autónomos y así poder ser sus propios soberanos.
Nuestro país no es ajeno a este nuevo cambio que se quiere implementar en América Latina, de hecho, ha sido uno de sus principales incentivadores de los movimientos sociales y acciones políticas en contra de los monopolios y los grandes empresarios -muchos de ellos ligados a las empresas multinacionales lideradas por los Estados Unidos- además de apoyar la creación de un núcleo fuerte de alianzas entre los países sudamericanos.
Así como gran parte de los argentinos, los vecinos de la llamada Banda Oriental, están en sintonía con los intereses y las preocupaciones de los sudamericanos, por lo que es interesante conocer en especial una de sus expresiones sociales más llamativas y reconocidas internacionalmente que hacen a la identidad uruguaya: su murga.
En el presente se desarrollarán los puntos que se consideran claves para entender la magnitud de esta expresión social que abarca tanto cuestiones políticas como sociales y culturales.
Sin embargo, es importante reivindicar a las murgas uruguayas ya que, como se verá a lo largo del trabajo, podría ser muy rico su aporte para los argentinos y, sobre todo, para los comunicadores que, desde nuestro espacio, las podemos tomar como un canal de gran efectividad para la comunicación de y para la sociedad.

¿Qué es la murga uruguaya?
Para entrar en
tema con profundidad, es preciso definir brevemente el objeto de estudio para conocer de lo que se habla. A continuación se describirá de dónde proviene este grupo, cuáles son sus características, sus principales referentes y otros datos.
Una murga es un género coral-
teatral-musical, pero también se llama así a los conjuntos de personas que practican esta forma de arte. Aquella que se desarrolla en Uruguay es una manifestación dramático-musical y polifónica. Cuenta con diecisiete integrantes en escena que se organizan de la siguiente manera: un director escénico, trece cantantes y tres integrantes de la batería. Este conjunto suele entonar canciones donde la temática principal son los acontecimientos más sobresalientes del año, con un grado de crítica política y social comprometido y los ritmos más tradicionales que se tocan son “la marcha camión” -ritmo autóctono uruguayo-, el candombeado, relacionado con el candombe que desciende de África, y combinaciones de marchas y malambos.
Las murgas del Uruguay tienen un formato similar a las murgas españolas de Tenerife, Islas Canarias y de Las Palmas por su origen Europeo que, a principios del siglo XX ingresó a Uruguay siendo una especie de operas donde se combinan letras de humor y protesta, músicas, arreglos corales, puesta en escena, vestuario y maquillaje.
Las murgas son el principal atractivo del carnaval uruguayo, caracterizado por ser el más largo del mundo y por convocar durante 40 días a miles de personas, llegando a vender más entradas que el
fútbol en todo el año por lo que se fomenta también como atracción turística hacia países extranjeros.
Las murgas uruguayas más conocidas son Araca la Cana, Contrafarsa, Falta y Resto, Curtidores de Hongos y en los últimos años han aparecido nuevos conjuntos que han revolucionado el carnaval y traspasado fronteras como Agarrate Catalina con su afamado director Tabaré Cardozo, Queso Magro y La Mojigata1.
“En Argentina hay muchos seguidores de la murga uruguaya, género que se ha profesionalizado y crecido mucho en los últimos años con la incorporación de ritmos de murga en algunos conjuntos del rock argentino como Los Piojos y la Bersuit Vergarabat”1.

La cara/carteta política
Como se ha mencionado anteriormente, la murga uruguaya utiliza su arte mismo para realizar críticas a la sociedad y a la política. Esta manera de comunicar los pensamientos, tomas de posición e ideologías del pueblo desde el pueblo, tiene un alto valor, ahora políticamente hablando.
Un acto público de semejante importancia cultural y trascendencia popular, es un ámbito sin igual para la libertad de expresión en su máximo exponente. Decir lo que se piensa sin restricciones ni condicionantes económicos o políticos hace de este arte un verdadero símbolo de la democracia. Sin embargo, es importante destacar que esto se da sobre todo en las murgas de menor popularidad ya que quienes cuentan con ella, tienen una carga simbólica que condiciona sin dudas sus producciones.
Además, esta murga funciona como medio de comunicación y, por lo tanto, como actor político en tanto forma de reclamo social. Los dirigentes, luego de los actos de estos conjuntos en el mencionado Carnaval uruguayo, se encuentran presionados de alguna manera para tomar cartas en determinado asunto y también están al tanto del pensamiento general, representado por las murgas.
Un medio tan atractivo como es este género artístico, hace que el tema y la palabra “Política” dejen de ser un tabú sobre todo para los más jóvenes considerando el momento histórico que transitamos. Así se puede ver el poder de esta forma de compartir la cultura que, como comunicadores, no podemos dejar de tener en cuenta.

La cara/careta social y cultural
La idea de realizar un separado entre el aspecto político y el social y cultural, tiene que ver con la necesidad de remarcar la significación y los sentidos que genera y mueve la mencionada murga en su contexto particular: el carnaval uruguayo.
En la actualidad uruguaya, como en la mayoría de los países, se está dando la disyuntiva entre elegir la propaganda comercial para cubrir los gastos de las murgas, o el sustento mismo de la gente que concurre.
Es notable destacar que la forma actual en que se realizan estos actos, es con el apoyo del público y de la gran voluntad de los artistas. Facilitaría muchas cosas que se entrometan las empresas en materia de negocios, sin embargo, sigue en pie el sustento popular que hace a la credibilidad de las murgas.
La murga uruguaya representa, no sólo un símbolo de este país, sino el recuerdo de la historia y la resignificación de cientos de temas que ocupan y preocupan, en la actualidad de cada momento, a todos los uruguayos.

De regreso a la Argentina. Conclusión
Al conocer un aspecto particular de un vecino, siempre se tiende a comparar con lo de uno; dado que, es muy provechoso compartir los bagajes culturales para aprender del otro.
El trabajo nos deja –o me deja- un vacío como argentinos. Empezamos a pensar cuáles son nuestras formas particulares de expresión, aquellas que mantenemos hace años y siguen intactas; hasta que nos damos cuenta que el folclore argentino, el chamamé, el tango, la chacarera, entre otros, han perdido el valor original, ese que nos caracterizaba y formaba parte de nuestra identidad.
Hoy, el folclore local no mueve masas, no llama la atención de los jóvenes, no ayuda al sentimiento de pertenencia a una sociedad. Si bien son distintas las expresiones culturales y aquella uruguaya es más duradera por sus características propias, estamos perdiendo una identidad que ayuda a que nos olvidemos del significado de la palabra “nación” desde este punto de vista.
El liberalismo económico y las nuevas tecnologías han aportado desde el exterior de nuestro país y gracias a las poco acertadas decisiones políticas, a la pérdida de la identidad argentina y su remplazo por lo que Sigmund Baumann llamaría identidad “líquida”, conformada por un sinnúmero de procesos culturales, sociales, políticos, económicos, demográficos e imperialistas.
De esta manera volvemos al tema de los movimientos sociales latinoamericanos, ya que juegan un papel trascendental en el proceso de construcción de una identidad, y digo construcción –y no reconstrucción- porque difícilmente se comience a sentar sus bases en lo que ya se ha perdido: la esencia del gaucho argentino.
Este es el momento indicado para la transformación, para el cambio de una realidad que actualmente está en crisis y que, como comunicadores, deberíamos aprovechar al máximo, explotando desde nuestro lugar la industria cultural de producción nacional y así ayudar a la re-conformación de una identidad que se ha ido perdiendo, sobre todo en las últimas dos décadas.
Quizá suene utópico pero las condiciones parecen estar dándose, sólo hay que poner manos a la obra, y en conjunto con los vecinos. Hay mucho por aprender.
Belén Martín

1 comentario:

Kibutz dijo...

Ehhh! pero qué bueno haber entrado a la página y encontrarme con que anduvieron subiendo textos!
que lindo!

este espacio andaba necesitando movimiento!
hagan correr la voz y cópenlo de letras!

Jo